Otro día más de clases, otras dos horas de teoría finalizadas y por supuesto después de la teoría viene la práctica. Pues han sido demasiados conocimientos adquiridos, conceptos sobre algún tema nuevo, diagramas de circuitos, aplicaciones, sus modelos matemáticos y el cómo aplicarlos para que estos tengan una respuesta deseada de acuerdo a nuestras necesidades.
Hasta aquí todo parece ser normal, posiblemente sea el tipo de contenido que un estudiante común se puede encontrar en sus clases, pero a nosotros no nos han dejado una tarea llena de ejercicios, mucho menos una investigación o síntesis del tema presentado en clase. Algunos le llamamos “otra lección de vida”, otros no somos tan dramáticos y le nombramos “práctica de laboratorio”, por el contexto de la primera mención, sabemos que estas “lecciones” no son fáciles, al principio podrían resultar sencillas, pero con el avance de la actividad esta se torna complicada.
Ahora sí, para empezar, cada quien tiene un problema específico a resolver, se tiene un punto de partida y un final con ciertas características que no deberán tener margen de error, de lo contrario nuestra práctica no servirá; pues así es esto de estudiar electrónica. Tenemos que diseñar una solución de acuerdo a nuestros alcances y herramientas proporcionadas, debemos hacer uso no solo del tema visto recientemente sino de todo el conjunto de conocimientos adquiridos a lo largo de la carrera, proponer circuitos que puedan solucionar nuestro problema y a su vez modelar matemáticamente los mismos para determinar si arroja los resultados deseados. Lo sé, suena complicado, tal vez aburrido, pero esto solo va empezando a tomar forma.
Una vez definido nuestro circuito para la resolución del problema, se tienen que definir qué componentes se van a utilizar y que valores de los mismos se emplearán de acuerdo a ciertos parámetros que no creo necesario mencionarlos aquí, por ser un tanto más complejos. Teniendo estos datos, buscamos que es lo que tenemos a la mano y que otros elementos nos faltan para poder armar nuestro circuito, en el mejor de los casos algún compañero nos lo prestará, pero de no ser así, hay que cotizarlos e ir por el material a la tienda del fabricante.
Todo esto obviamente en horas extra-clase, seguimos; una vez que se tienen todos los materiales y herramientas necesarias, se tiene que empezar con el armado del circuito previamente diseñado, esto no es tarea fácil ya que, si lo vemos desde un punto de vista general, es como hacer una maqueta del sistema solar o algo parecido, a lo que voy, es que esto toma su tiempo, hay que realizarlo con detenimiento y a conciencia, ya que no queremos dañar ninguno de los componentes empleados. Como en una maqueta nosotros también debemos llevar nuestro circuito terminado a la siguiente sesión, para presentarlo y comenzar a realizar las pruebas para observar el comportamiento de nuestro circuito, realizar ajustes, mediciones, comparaciones y obtener conclusiones.
Por lo visto son demasiadas cosas las que hay que realizar antes, durante y después de una práctica, pues finalizada la sesión de laboratorio se tiene que realizar un reporte con todo lo explicado en los párrafos anteriores. Si, esto es demasiado, no es que me queje, es solo una muestra de un par de días en la vida de un estudiante en electrónica, es lo que hacemos, lo que nos gusta, y que todo esto lo hacemos porque nos apasiona y estamos conscientes de que estos pequeños “rituales” en conjunto tarde o temprano ayudarán a no solo a una, sino a miles de personas que cada día nos rodean y son parte de nuestras vidas.